Viernes creativo: escribe una historia

¿Te atreves a escribir una historia para este video? En este extracto de un anuncio que se emite por televisión, unos cuantos personajes se enfrentan a lo que tienen delante. Elige uno (o varios) y cuéntanos su historia.

Sé imaginativo, no caigas en los clichés.

Te invito a dejar tu historia en un comentario en esta entrada, en facebook, en google+, en twitter, en tu blog o donde quieras, el asunto es escribir.

40 pensamientos en “Viernes creativo: escribe una historia

  1. Dancing queen

    Es viernes y llueve. Busco mis viejas zapatillas de baile en el fondo del armario. Me las calzo y salgo a la calle. Llueve, como si fuera la primera vez que lo hace, como si el mundo se acabase y no pudiese llover más. Bailo, la música la ponen las gotas al caer sobre el asfalto, sobre los tejados. Al deslizarse atropellada por los canalones. Desde las ventanas ciegas, un público de bocas abiertas y caras de sorpresa contempla mi baile. No importa. La lluvia, es mi confeti, el que no tuve en mi estreno. Nada importa. Sigo bailando, como un Gene Kelly eterno.

  2. Perfección absoluta.

    Espaldas perfectas, hombros perfectos, brazos perfectos. Músculos en tensión que realizan movimientos preciosos, armoniosos. Perfectos. Coronillas peinadas con precisión matemática y glúteos redondos que hacen casto su nombre. Columnas de Hércules que sujetan los cuerpos griegos. Lluvia simétrica y lenta, mar en calma y teñida de rojo y naranja. Perfecto. Apago el televisor y miro mi reflejo en la pantalla curva.
    Barriga prominente, gafas de cerca, manos ajadas, pelo ralo y mal peinado.
    Me levanto y voy hacia la cocina. Me preparo un té.
    Imperfecto.

  3. RESURRECCIÓN

    De mis seis vidas anteriores aprendí que, aunque se vivan más de nueve siglos, nunca es suficiente y la vida se consume en un suspiro; que los gigantes no ganan todas las batallas; que la belleza es efímera y puede ser horrenda; que la inteligencia pocas veces es entendida; que el poder absoluto te aísla del mundo; o que el dinero puede arruinarte la vida. Por lo tanto, ahora que puedo elegir mi última oportunidad, si me lo permites, me gustaría convertirme en un simple lunar en tu mejilla.

  4. GO ON…

    (Voz en off)
    Quiero morirme. Necesito una copa. No puedo salir ahí y darlo todo si su recuerdo me sigue atormentando. Necesito escuchar el «clic». Ese «clic» que me advierte que estoy lo suficientemente borracho como para no sentirla. La culpa. La culpa es esa hija de puta que amanece conmigo y se agarra a mi hígado hasta hacerme perder el sentido.
    ¿Por qué te fuiste?. ¿Por qué tú y no yo?.

    (Aplausos)

    – Gracias. Un honor ser los teloneros de…

  5. Testigo

    Lo creáis o no, fui testigo del fin de la realidad y principio del sueño.
    Tras dejar las bambalinas del hogar, salí a escena tropezando con la lluvia ocular de mi rostro. Solo. Esclavo del pesado papeleo, de los aires de soberbia de la jefa. Navegué a contracorriente, evitando así la catarata del despido. Más solo todavía. En los terrenos de juego fueron más los match point a su favor que al mío. Desanimado, vi los días más oscuros, sin resquicios de luz edulcorada por un atardecer en el horizonte. ¿Qué podía hacer? Sin darme cuenta, pasé los años circulando por aquella carretera de confín perdido, de familias rotas en un porta retratos.
    Afortunadamente, hubo luces en este inmenso océano que consiguieron alzar la belleza de las cosas.
    Por fin la tormenta se enfurecía mar adentro; por fin la catarata dejó de importunarme. Sí, por fin había conseguido mi sueño: ya estaba jubilado.

  6. Sufre, mi amor
    ——— ~ ———
    Me juraste bailar en mi funeral, a teatro vacío y luciendo aquel tutú que te regalé y jamás estrenaste, el lago de los cisnes con unas lágrimas de mentirijilla, de como si supieras que ni estoy muerto ni era yo quien conducía el coche que trucaste, de como si aún te creyeras única heredera de mi fortuna.
    A mi María también le está divirtiendo verte sufrir desde platea; y a las niñas, que ya casi la adoran, que ya casi están convencidas de que te odian tantísimo como yo.

  7. UN MATRIMONIO INSEPARABLE
    No te cases con ella, me repitieron mil veces.
    Me complementa, contestaba yo, pone límites a la locura que me acompaña.
    Es tan… fea!, cuchicheaba la gente y sentía lástima por mí.
    No la conocéis como yo, la puebla una belleza vírgen, exótica, que sólo se abre para el que la sabe ver.
    Podrías tener a quién quisieras… insistían.
    De verdad? ¿Tiene cuerpo ese ruido de fondo, esa colección de vanalidades, de figuras fugaces….? Porque sólo ella me resulta real.
    Es demasiado callada, ¡qué horror! Es como estar encerrado en una burbuja de nada.
    No sabes oir: en su silencio están escritos todos los discursos. Nadie tiene su pureza, su inteligencia, nadie me puede dar lo que ella me da: yo mismo.
    Es lo más triste del mundo.
    Es mi mundo. Si quieres dí que estoy predestinado a ser suyo y ella a ser mía.
    (Pese a la oposición de todos, y a su incomprensión, El Éxito se casó con La Soledad. Que sepamos, siguen juntos).

    un ejercicio de creación por rafarrojas de La Nada y La Fuga

  8. Adrenalina

    Aprendí que entre las situaciones más importantes capaces de liberar adrenalina, están las emociones.
    ¡Lo aprendí y lo experimenté tántas veces ! : Cuando salía a escena, el corazón se disparaba, daba igual que ya lo hubiera hecho a menudo, siempre era igual.. Cuando contemplaba extasiada las cataratas de aquel lago, o el inmenso y bravo mar frente a mí, se me aceleraba la respiración.O cuando bailé semidesnuda en aquella playa desierta y me creí dueña de la luz. También era la adrenalina la que resecaba mi garganta de gozo al recorrer en moto aquel desierto inabarcable donde la eternidad parecía posible.
    Nada comparable a cuando me diste el primer beso.

  9. En el jardín
    Se esconde del león tras unos arbustos y aguanta la respiración mientras pasa a su lado. No la ha visto. Sale sigilosamente de su escondite con cuidado de no pisar ninguna rama. Se vuelve a mirar pero el león ha desaparecido. De pronto, siente su aliento en su espalda. Empieza a correr, agita con fuerza los brazos intentando alzar el vuelo, pero no lo consigue. Tropieza y cae al suelo. Empieza a llorar. Le duele la rodilla. El león, preocupado, la toma de los brazos y la lanza por los aires. Ríe feliz. Ya no le duele nada. Mientras, su madre mira emocionada por la ventana.

  10. Título: La vida de otros…

    (Voz en off)

    ¿Qué pasaría si tras tomarme éste café, hiciera las maletas y lo dejara?.
    Viajar, soledad, aventuras, chispa, aire fresco…
    Terminaría mi rutina.

    – ¿Qué haces, cariño?
    – Mirar al vecino como juega con sus hijos…
    – ¿Se te ha despertado el instinto maternal?
    – Algo así… Bueno, me voy que llego tarde.

  11. La vida sin mí

    Sueño con irme, y la vida que no viviré pasa por mis ojos. Los conciertos que nunca daré, o quedarme sin ver a Lucía salir al escenario con sus zapatillas de puntas, no volver a mojarme con la lluvia. No pisaré la oficina nunca más. No veré a María en mis sueños, tampoco iré a Iguazú. Se acabarán los partidos de fútbol, y los de tenis. No volverás a esperarme perfecta en una fiesta llena de gente de la que luego nos reiríamos a solas. No volveré a coger una ola ni tumbaré la moto en más curvas. No me verás jugar con la pequeña en el jardín, ni iré al río con las niñas; no te veré añorarme en la playa en invierno, no iremos juntos de viaje. Nunca volveré a besarte.

  12. Tanto Rous como Anita: menudos textos de fuga de escapada de huida. De añoranza mal disimulada. De ¿nostalgia? Maldito otoño, que lo único que hace es traerme textos impresos en hojas de arce amarillas, que me provocan los síntomas que tuvo aquel tal Stendhal.

    • Lo que me pasa a mi, es… Que soy tan «zanguanga», que cuando más feliz ando yo, todas las imágenes me sugieren fugas, malestares, nostálgias y fiestas de guardar.
      ¿Serán señales para bajar de las nubes?.
      ¿A qué huelen las nubes?

      Y así… 😉

    • Pues lo que ha salido… no sé, conversaciones cruzadas, imágenes del vídeo y de pronto todo se hila. Esto es un poco como «inspírate como puedas» y a veces el aterrizaje es forzoso. Si es de las nubes como dice Rous, ya no sé… huelen a lluvia fresca, por cierto. Aquí puedes tocarlas.

  13. Madre, déjame bailar, le suplicaba a sus ojos duros, implacables, fríos.
    Pero ella nunca supo que, una noche de luna, me vieron danzar, y eran mis zapatillas, rojas, rojas, como el color de la eternidad…

  14. El harén
    Miro el horizonte, esa sombra ondulante que separa el cielo de esta arena ardiente que quema las plantas de mis pies. Montañas imposibles de silencio y sed. Tras de mí, la risas de los niños jugando en el agua, el roce de las hojas de las altas palmeras, y el viento desprendiendo los dátiles como una lluvia dulce. La delgada línea que separa la vida de la muerte se ancla a mi tobillo en forma de cadena. Me asomo al árido destino de una muerte segura y me aferro a ese deseo como una única esperanza. Ya hace cinco lunas que me hicieron prisionera.

  15. Monólogo de un muerto

    Que la vida era esto, una puerta de entrada y otra de salida y entre medias un escenario donde representarla. Parece muy sencillo, pero el problema es que venimos sin un guion, por lo menos uno que podamos ver. Nos toca salir a escena tal cual, desnudos, sin la oportunidad de preparar algo que pueda satisfacer al público, sin capacidad de negarnos a interpretar el papel que nos ha tocado. Y para acabar de rematar la insensatez, justo cuando le estás pillando el tranquillo a esto de vivir, va y se acaba la obra. Dicen que el director de todo se llama Dios, pero desde que estoy entre bambalinas no lo he visto. Estaría bien encontrarlo, le diría cuatro cositas, para empezar que es un mal jefe y como guionista ni te cuento. Otro estaría haciendo cola en el paro, pero al tratarse del mandamás ¡a ver quién lo despide! El asunto es que no hay hoja de reclamaciones y la muerte es un eterno y aburrido monólogo.

    • Estupendo, Elysa. Dios como guionista me parece una opción buena, de teleserie demasiadas veces, de Antena 3 o Telecinco, con gustito por el morbo. Otras de documental de La 2.

  16. Desesperanza
    Pasan los días igual que cae la lluvia, sin remedio, hasta estamparse contra el suelo. La tierra, ese imán inabarcable que acelera el deseo de las gotas por precipitarse a un vacío incierto, las seduce. Temblorosas en su nube saltan inconscientes. Desde mi ventana me deleito observando su trágico final, en un otoño inacabado de hojas raptadas y charcos infinitos. Veo pasar sus vidas en un instante, igual que pasan mis recuerdos. Y mientras tanto espero a que la muerte me atraiga generosa a su morada.

  17. DESPLAZADOS
    El hombre del bosque sale un domingo a comprar el periódico, en el camino se detiene a observar una paloma que bebe del agua que cae a chorro en una fuente. El hombre del bosque regresa a la casa, se prepara café y abre la ventana, el aire caliente azota su cara. Mira hacia afuera y descubre que en su patio hay un pino verde. El hombre del bosque sabe, que la cascada, el pájaro, el árbol y él son prisioneros de la ciudad.

  18. El viernes, 27 de septiembre de 2013

    RODANDO

    Sigo rodando, me dirijo a ninguna parte.
    Aún no me familiarizo conmigo mismo, pero sigo rodando.
    Montado a la que será mi nueva compañera de viaje.
    Esta vez las «curvas» serán otras.
    Atrás dejo un pasado donde casi en exclusiva viví por y para ella, 
    pero sigo rodando aunque ya sin sus curvas.

    LGV

  19. SILENCIO
    En el silencio glorioso de los aplausos de la platea
    En el silencio y el recogimiento de la Naturaleza desatada
    En el silencio de la noche urbana, infectada de luces y ventanas
    En el silencio que anticipa un comienzo, una entrada
    En el silencio de las grandes soledades, abierta el alma
    En el silencio del que viaja hacia ninguna parte, hacia el horizonte
    En el silencio del grito mudo de triunfo, el corazón en la boca.
    Un pensamiento. Tú. Nosotros. Besarte. Sólo eso
    (Estalla el silencio)
    rafarrojas

  20. En una habitación de un hotel lejano a casa, espero.
    De entre los brillos de un vestido, la oscuridad me invade.
    Necesito tomar el aire.
    Los minutos se vuelven punzadas, elevando las ganas para con el deseo.
    Deseo. Deseo tantas cosas.
    Cierro los ojos intentando recordar tu mirada; esa que te prometí no volver a buscar.
    «Volverás». Te equivocabas. Erraste. Los dos sabemos que nunca me fui.

    La puerta se abre lentamente, casi inaudible. Y mientras el corazón deja de latir unos segundos las dudas me invaden.
    No sé bien si son las ganas de volver a sentirte dentro de mí o es realidad.
    Pero sí. Ahí estás tú. Con tu mirada, con tu sonrisa ladeada. Y conmigo.

    Pasos elegantes que zozobran mi sexo. Palpitando mis labios esperando tus caricias mientras me besas la comisura de la boca.

    Me preguntas qué es erotismo. A mí, que soy un cúmulo de incultura. Que no te engañe mi vestido elegante.
    – No lo sé, no sabría explicarlo; no tengo las palabras.

    Sólo entiendo a sentir como los muslos se humedecen pensándote. Me derrite la idea de transportar la punta de la lengua a tu pene erecto. Palpitante, duro, mojado por y para nosotros.

    Desnudas mis piernas. Dominante, me posas sobre el borde de la cama; hundes tu cara entre las ganas y mi calor.

    – Tú eres erotismo -me gimes entre dientes y jugo-.

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