Viernes creativo: escribe una historia

¿Te atreves a escribir una historia para este fragmento de un video de Edward Michael Sandridge III ?

Sé imaginativo, no caigas en los clichés.

Te invito a dejar tu historia en un comentario en esta entrada, en facebook, en google+, en twitter, en tu blog o donde quieras, el asunto es escribir.

32 pensamientos en “Viernes creativo: escribe una historia

  1. Remiendos
    Me rodeaste con tus brazos negros, abandono. Lloré, y bebiste de mis ojos lágrimas ácidas y saladas. Te nutriste de mi pecho roto, haciendo en el tu cama. Un lecho amargo y doloroso donde medraste. Desestructurada y rota, hoy, me recompongo zurciendo retales de besos de otros.

  2. CANCIONCILLA

    Mamá ya no te quiere y me abraza solo a mí.
    Para Papá ya no eres su princesa y sus besos son solo para mí.
    Los peluches te huyen y sus mimos me los regalan solo a mí.
    Tus amiguitas te han olvidado y juegan solo para mí.
    Y tú mientras tanto, lloras como una magdalena y te preguntas si es que nadie te ve.
    Pero, tranquila niña, yo te ayudaré.
    Abre la ventana, salta y vuela, vuela tan alto como los pajarillos.
    Vuela, vuela, vuela, sí, así, así, así…».

    —Oye, Cándida, vuelve, baja, que tú alma tiene que ser solo para mí.

    • Lo que más me gusta, además de todo, es la intriga de no definirme (todavía) por un final. Opciones que le puse yo, que soy tan complicada 😉
      Un abrazo, Nico. Un placer leerte.

  3. Cada mañana desde que tengo mochila a la espalda, la cual pesa, mi madre dice que ya no es necesaria su presencia en la entrada escolar. Lo dice con un tono tan sobrio que jamás he podido argumentarle lo contario. No importa, Ayer robé tizas y me regalé ese abrazo que tampoco tenía cuando no había mochila que pesase.

  4. Ovillo

    Madeja de hilo frágil. Me tejiste con lana fría, en un celeste malquisto . Crecí lamiéndome los puntos sueltos y llorando hasta encoger. Cuando aquel día te ví calcetar en rosa con sonrisas de perlé, pinté todo mi amor en el suelo y decidí morir en él.

  5. La infancia me es ajena.
    Duermo arropado por mis pesadillas, acunado por los abrazos falsos de mi madre. Añoro las galletas no comidas en mis juegos inexistentes y los vasos de leche no traídos por nadie a la cama. Contemplo indiferente esa etapa feliz de la vida de los otros. Me di cuenta demasiado pronto que era más real el asfalto que la carne, la tiza que los besos. La oscuridad que la luz. Por más que bailo al son de la melodía empalagosa y alienante no consigo olvidar el momento en que mi madre se fue y me dijo que en seguida estaría de vuelta.
    Me horroriza la infancia.
    Por eso mi único amigo, tú, y yo, seguimos el viaje, con el anhelo de encontrar algún día esa persona que nos abandonó antes siquiera de que empezáramos a vivir.

  6. Todo un mundo vive en mi caja de tizas: monstruos que dan miedo, paisajes increíbles y héroes de los más valientes. Es más, todo un mundo vive en una sola tiza, sea del color que sea.
    Así es como descubrí la solución que desvela a la humanidad desde siempre. ¿Hay un más allá? ¿donde van las almas cuando el cuerpo muere? ¡qué fácil y que obvia es la respuesta! ¡Los muertos también viven en las tizas!

  7. Desconectadas
    Mi hermana y yo siempre hemos sido muy diferentes —yo, tan retraída, tan asustadiza; ella, fuerte, alegre, vital—, pero no empezamos a distanciarnos de verdad hasta que murió mamá: nunca me ha perdonado que yo siguiera viéndola.

    (dedicado a Rocío, que no sé si ha ganado su final mensual de ReC, pero creo que sí)

  8. La habitación
    Entraron y parecía que fueran a caerse las paredes. Me acurruqué en una esquina con las manos sobre la cabeza y la mirada baja. Las piernas me bailaban. Uno de ellos se acercó y me tendió la mano. Le miré y le extendí la mía. Soltó el grillete que me entumecía el tobillo. Salimos fuera y la luz me cegó. Estaba todo lleno de gente.
    A veces, no me acostumbro.

  9. GESTACIÓN
    No soy como esas niñas tontas que inventan amigos de juegos, Fonfi es real y me cuenta todos sus secretos. Ella habla de su madre, de cuanto le gustan sus abrazos, me pregunta por la mía. Le digo que no tengo, porque todavía no he nacido; se ríe y me llama loca. Yo sé que no lo estoy y para demostrarlo le trazo una mujer con su vientre hinchado, pero dice que eso es de mentira y se va para la casa a buscar galletas, no ve cuando me convierto en el feto de la mamá dibujada en el piso.

  10. La pequeña forastera

    La llamo Hiperbórea. La sonrisa de sus ojos procede, no me cabe duda, de un relato mítico. Es muy chiquitina. Casi todas las mañanas nos vemos en el portal. “Buenos días mamain” saluda invariablemente. La abrazo con mucha ternura y le lleno los bolsillos de besos de efecto retardado. Luego se aleja por la concurrida calle con la mochila tamborileando sobre su espalda. Si recibe algo de mí no lo sé, pero después de su roce, en mis pechos reviene la leche como si tuviera un nuevo hijo al que amamantar.

  11. Con tinta invisible

    Escribo solo para inventarte vidas, mamá, porque ya ni recuerdo la sonrisa que no tenías cuando me dijiste adiós, ni los besos que nunca me dabas a la puerta del colegio. Escribo porque cuando intenté pintarte solo salían agujeros.

  12. DESDE EL CIELO

    Te echaba de menos. Me senté en el bordillo de la nube y miré hacia abajo. En aquella gran pizarra de asfalto todo parecía tan denso y gris… salvo unos pocos guijarros contiguos que refulgían con una luz especial. Después de contemplarlos un buen rato descubrí que uniéndolos con una tiza imaginaria, formaban la constelación de “La Mamá”.
    Cuánto deseé entonces que te tumbaras allí en mi regazo para poder abrazarte.

  13. Envidia gris

    Cuando me miraban transparente; me pintaba rojos, recuerdo de tus labios, los abrazos que faltaban; verde de arrullo tu olor.
    Cuando me ofrecían negra soledad como almuerzo; me pintaba dorado un sol, blancas las nubes al viento azul; me pintaba tu música en los oídos; me pintaba campos, carreras y caricias de hierba fresca; colinas y besos de mariposas.
    Cuando crecí; baldeaban marrones mi futuro en sabanas que yo blanqueaba al viento.
    Cuando vinieron a buscarme me pinté una puerta.

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