Viernes creativo: escribe una historia

¿Te atreves a escribir una historia para este video de Greg Barth?

Esta semana abandono el tono melancólico y os ofrezco un video lleno de imágenes y escenas surrealistas para elegir la que te inspire una historia. Solo te pido una cosa: sé imaginativo, no caigas en los clichés.

Te invito a dejar tu historia en un comentario en esta entrada, en facebook, en google+, en twitter, en tu blog o donde quieras, el asunto es escribir.

14 pensamientos en “Viernes creativo: escribe una historia

  1. UN MAL PAQUETE

    Me encantan los puzles, cuanto más extravagantes y dificultosos son, mejor. Así, es frecuente que busqué por Internet los que por mi ciudad no encuentro. De esta forma encargué hace unas semanas un bonito rompecabezas de China y cuando el mensajero me lo entregó, ansioso me dispuse a resolverlo. Me extrañó el tamaño de sus piezas y el dibujo que acompañaba la caja, pero eran tantas las ganas de componerlo, que le resté importancia. Encajé, no sin dificultad, lo que parecían unos pies a unas piernas; unas manos a unos brazos; el pelo a una cabeza; los ojos, la nariz, las orejas y la boca a un rostro…y fue en ese momento cuando me sobresalté. La figura compuesta me saludó en un perfecto castellano y me guiñó un ojo. Era una mujer. Acabé por armarla, cubriéndome la mirada cuando le acoplaba el cuerpo desnudo a su cabeza y extremidades. Luego la vestí con una sábana y supe, por ella, que su destino no era mi casa sino la de mi vecino, que estaba muy solo a pesar de vivir con su mujer. Y así estoy, desde entonces, conviviendo con esta creación china que me anima todos los días a que le compre de su empresa de origen un perrito y una gata persa, pero sinceramente no lo veo, intuyo que después querrá unos niños, una suegra…y yo ahora mismo no quiero componer una familia, solo puzles.

  2. _
    Cada una de mis vidas estaba atada a ella.
    Fiel compañera en jugar a otros mundos, hilo invisible en mis vuelos sin motor, cómplice eterna del secreto mutuo, siempre dispuesta… hasta hoy.
    Explotó en cruel broma entre mis dedos. Ni se abrió, ni se cerró.
    Escuché la carcajada muda del destino, no supe si aquello era un chiste, o si hasta ahora el chiste habría sido yo.

  3. Con las mías suman cuatro

    Mi hermano y yo teníamos la sana costumbre de jugarnos las tareas a los chinos. Si llamaban a la puerta, escondíamos las manos en la espalda para adivinar las piedras que cada uno tenía y hacer la suma. Algunas veces el que esperaba, se iba ante la tardanza ya que no había manera de que desempatásemos y nos podíamos tirar una hora sin cansarnos preguntándonos cuantas había. La vez que mamá se dejó abierto el grifo del lavabo, fueron tres horas adivinándonos los pensamientos. El agua se desbordó de la pileta cayendo en cascada hasta el piso, anegando el pasillo, la habitación de la abuela y el cuarto de coser. Cuando el agua traspasó la puerta de la calle y corría libre escaleras abajo, mamá entró con los zapatos de la mano y una cara de enfado como no se la habíamos visto nunca. Nos agarro a cada uno de una oreja, tan fuerte, tan fuerte que nos las arrancó.

  4. El sombrero-lámpara

    Habían coincidido en la apreciación todos los invitados a la boda: Le sentaba tan bien aquel sombrero-tiesto… Todos menos su amiga Lisa. Hubo quienes tacharon a Lisa de envidiosa. Ella no les creyó en lo de Lisa, pero sí en lo del tocado. No se lo quitaba ni para merendar. Pronto ocurrió que por todos los agujeros del tiesto empezaron a salir raíces, primero finas y delicadas como otros suaves cabellos y después más gruesas. Se enredaban como zarcillos en cualquier saliente de la cocina, del cuarto de las niñas, del centro de planchado. Y cuando ella quería salir de la casa era tan complicado desenredarse, que acabó gastando sus ratos libres frente a cualquier ventana sin sentirse nunca B-ella.

    Un día llegó Lisa. Seguía llevando el sombrero-lámpara de su juventud. Sus haces luminosos habían variado. “También tiene un rayo láser. —añadió Lisa, tocándose la cabeza— Corta como un bisturí”.

  5. Instrucciones para no vivir

    La galleta de la suerte lo decía bien claro: «Te desharás en mil pedazos y no habrá llave allen capaz de hacerte remontar».

¿Qué opinas?