Viernes creativo: escribe una historia

Lo que ven nuestros ojos no siempre es real, distorsionamos la realidad según lo que queremos ver, nuestras vivencias anteriores, nuestros pensamientos o deseos.

¿Qué os sugiere esta fotografía de Yung Chen Lin?

Yung

Yung Chen Lin

Te invito a dejar tu historia en un comentario en esta entrada, en facebook, en twitter, en tu blog o donde quieras, el asunto es escribir.

10 pensamientos en “Viernes creativo: escribe una historia

  1. Mil veces se arrepintió
    de haberlos sometido a ese encierro.
    Intentaba justificarse
    en base al argumento fútil
    de que, en el recipiente, serían más bellos.
    Pero no resultó cierto.
    Cuando adornaban aquel bello rostro
    eran ojos de inmensa sonrisa.
    Ahora, no más que miradas vacías y heridas.
    Un experimento del terror.
    El mayor dislate.

  2. [In Tu Yo]
    Tuve que sacarme los ojos para verte.
    Ver mi mirada mirándote y a la vez verme mirándome a mí misma a través de ti.
    ¡Qué lio de ósculos por dar prendidos de óculos ciegos!
    Tapiadas las ventanas del alma. Perdida la posibilidad de poder amar.
    Entonces, no sé ni por qué ni cómo ni dónde, me encontré.
    Desnuda. Sin maquillaje. En la cama. Con otro cuerpo caliente.
    Y allí, en ese iris de tiempo no encontré un cuerpo, ni la posibilidad de amar, me encontré a mí misma.
    Más allá de mis pupilas dilatadas, más allá de las alas de mis pestañas, me encontré viva y a mí misma.
    A mí misma, mí misma, misma.
    Lo repito para escucharme, para cerciorarme de que no estoy soñando la posibilidad de ver sin tener que sacarme los ojos.

  3. Los ojos nos mienten

    Los nuestros y los de otros. Nos muestran lo que queremos ver…

    Yo, no quise verlo. No pude mirar aquel monitor sin sonido ni movimiento. Tampoco quise ver cómo aquella jarra inerte volaba por el techo. Traté por todos los medios de retirar la mirada cuando caminabas hacia el fin de nosotros.

    No quise ver la cara del juez. Ni la urna donde descansan las cenizas de aquellos que nos importan.

    No me vi en el espejo durante todos los años que contemplé mi reflejo enfadada por no ser como otros querían que fuera.

    No te vi y lo lamento. Confundí los términos, las miradas, los momentos.

    Los ojos nos mienten mientras les dejamos hacerlo. No hace falta arrancarlos, ni siquiera se trata de cerrar. Solo hay que aprender a mirar, a querernos. Aceptar y agradecer lo que tenemos.

    Levanta, todavía quedan muchas cosas que mirar. Ojos que sonríen y calman. Miradas llenas de mar…

  4. No creí mis ojos al despertar viendo tu almóhada vacía, el lado donde solias dormir no hubo nada de ti solo tu olor al cuál mis narices se acostumbraron, en aquel momento, rechacé de levantarme nisiquiera vivir sabiendo que no estuvieras conmigo en todo, comer, reir y salir juntos.
    Quisiera creer que todo sería una pesadilla o algo así, que dentro un poco ibas a entrar deseandome buenos días con una rosa y un versos poeticos…
    Quisiera creer..

  5. EL PLACER MULTIPLICADOR DE LOS OJOS

    Junto con mis amigos he formado el club gastronómico «Delicatesen2. Buscamos nuevas experiencias con todo tipo de alimentos, cocinados aplicando las últimas técnicas y presentados de forma especial.
    Hoy, Miguel, nuestro anfitrión, ha dispuesto un menú espectacular. En el comedor, sobre la mesa, yace una mujer desnuda, de piel suave y tersa, cubierta de delicias culinarias. Al contemplarla, nuestras glándulas salivares se excitan y otras partes de nuestro cuerpo también.
    Nos colocamos a su alrededor. Hugo se sitúa próximo a la entrepierna. A Miguel le gusta chupetear entre los dedos de los pies. Marcelo apunta su mirada a los senos cubiertos de miel. Felipe se ha posicionado cerca del rostro y yo, a su lado. Con los primeros acordes de la banda sonora de «La Gran Comilona», comenzamos a devorar aquel exquisito manjar.
    Felipe me mira asombrado al abrir los párpados de la joven. Pero en esta ocasión, he sido más rápido. Le muestro entre mis dientes como saboreo lo más exquisito de nuestra bella cena.

  6. LOCURA DE AMOR

    Sabías que te amaba con locura, que por ti era capaz de hacer cualquier cosa. Pero ahora, sé que tú por mí no sentías lo mismo. Devolviste todas mis cartas de manera sistemática sin tener el detalle de contestarme. Tampoco respondiste a ninguna de las llamadas que te hice ni a los múltiples mensajes que te dejé en tu buzón de voz. Rechazaste las flores y los regalos con los que quise obsequiarte.

    Cuando me dijiste a través de las redes sociales que te dejase tranquila, que ya no querías verme más, hice lo que me pediste. Ya sabes que para mí tus deseos son órdenes.

  7. Cierta noche que me hallaba rebuscando un antiguo dossier entre los archivos del despacho del jefe de la comisaría, me pareció escuchar un leve ruido que me distrajo por algunos momentos.
    Ya habían dado las doce en el reloj del ayuntamiento, cuando por segunda vez percibí con total claridad un estornudo. Sin embargo, en esta ocasión me percaté de que no era propio de ningún humano, sino de algún astuto felino, pues no me resultó complicado descubrir su escondite detrás de una fila de estanterías. Lo sostuve en los brazos unos segundos, hasta que estremecida de espanto lo dejé caer al suelo. Acababa de distinguir encima de uno de los inclinados estantes, un vaso de cristal casi cubierto de agua con dos globos oculares flotando en medio.
    Dicha visión me produjo tal impacto que me vi sometida inconscientemente a una sesión de hipnosis donde un tal Ambrosio de Perplejolis me mostró la figura de espaldas de un hombre intentando esconder un cadáver dentro de un ropero, pero que al final huía sin lograrlo.

    Un calambre me recorrió de arriba abajo la espalda, justo en el instante de escuchar una inquietante voz de ultratumba clamando justicia, aunque para ser más exacta, dicho sonido se componía de discordancias o cacofonías procedentes del mismo vaso.
    Sin poder aguantar más tiempo aquel inaudito acontecimiento, salí despavorida dejando a un lado mis pesquisas, así como algunos documentos que ya había recopilado.

    Cuando me desperté por la mañana, recordé lo que me había sucedido la noche anterior y antes de volver a la comisaría, llamé por teléfono al inspector con el fin de preguntarle acerca del insólito vaso de agua, pero para mi sorpresa me respondió:

    —Fui yo, quien le hice saltar los ojos con mi cortaplumas. De modo que no se asuste la próxima vez que vaya a mi despacho y la esté esperando para demostrárselo.

  8. La estrella

    Todo desvanece
    cuando aparece en escena.
    Sientes su presencia
    su magia
    sus ojos flotando a tu alrededor.
    Todo se evapora
    cuando te mira.
    Sientes un escalofrío
    un puro estallido
    mejor que el sexo de los domingos
    y todas las drogas que escondes en tu viejo cajón.
    Todo se esfuma
    cuando está presente
    y solo sabes que quieres más
    seguir subiendo la montaña rusa
    y hundirte en esos luceros
    que te hipnotizaron desde el primer día.

  9. DECEPCIÓN
    Grigore siempre veía el lado positivo de las cosas; todo le parecía hermoso. Resultó inevitable que un día, cansado, le arrancara los ojos y me los pusiera. Creí que vería el mundo de color de rosa, pero, la verdad, tampoco noté tanto cambio.

¿Qué opinas?