Viernes creativo: escribe una historia

¿Cuál es el final de la película? Hoy os pido que os inspiréis en esta fotografía del contador de historias, fotógrafo y músico, Karman Verdi.

Karman Verdi

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8 pensamientos en “Viernes creativo: escribe una historia

  1. EL ÍDOLO
    Siempre quiso ser como él, porque era el mejor en todo: el mejor equilibrista, el mejor gimnasta, el mejor actor… Desde muy pequeña, luchaba por parecerse a su padre, ese gran hombre, pero nunca tuvo un cuerpo flexible. Alba era incapaz de dar la voltereta o de hacer el pino, en clase de gimnasia. En la soledad de su cuarto acababa llorando, tras recibir las burlas y humillaciones de su ídolo.
    El día de su vigésimo cumpleaños, Alba acudió a los últimos ensayos de la compañía de su padre, que actuaba en el Teatro Principal. Quería darle una gran sorpresa. Aguardó, paciente, a que su padre le dirigiera la mirada y, en ese preciso instante, se dobló totalmente, con una elasticidad inusitada, en el respaldo de uno de los asientos rojos del patio de butacas. El padre aplaudió la hazaña de su hija. Ella, agradecida, logró esbozar una sonrisa, mezcla de dolor y orgullo.
    La obra no pudo ser representada. Alba se había partido la columna. Su padre se vio obligado a llevarla al hospital, no sin antes decirle que jamás la perdonaría por lo que le había hecho.

  2. Viaje con nosotros
    Eritrea siempre había sido una gran viajera desde muy pequeñina, fueron sus padres quienes le inculcaron la pasión de descubrir nuevas ciudades, diferentes culturas, otros países… Hacia siete días que había regresado de su última expedición. Cuando se despertó en el cine Avenida, su propio ronquido la sobresaltó, por unos instantes dudó si su último viaje había sido real o tan solo se trataba de un sueño. En un acto reflejo introdujo con premura su mano derecha en el bolsillo de su pantalón de lino y allí estaba el áspero fragmento de roca tintina que había extraído de un cráter en Marte.
    josé mariano seral

  3. «La aparecida».

    En la pantalla de la sala de cine se estaba proyectando una película de terror: «La aparecida».
    El cuerpo del espectro se alzaba de su tumba bruscamente, lanzando gritos salvajes que se clavaban en la mente de los espectadores, como los clavos que iba arrancando con una fuerza descomunal de su propioataúdd, en medio de una niebla cegadora que lentamente apagaba las velas encendidas del cortejo de ánimas que merodeaban el cementerio.
    De pronto el fantasma se fijó en ella, aquella joven de vestido negro empapado en un sudor frío, que miraba hipnotizada la película, aterrorizada de miedo y a punto de orinarse encima.
    Sus ojos llameantes de furor endiablado se tornaron de un tono rojo zafiro y ella creyó que sería su víctima…
    Hizo un amago de huida, pero su cabeza comenzó a descender hasta el asiento de la butaca de enfrente, con los brazos casi unidos y las manos descansando al final del siento, con los ojos bien cerrados para evitar la figura de la criatura siniestra.

    Entonces el fantasma se transformó en un gato negro de colmillos afilados que saltó de la pantalla y fue a parar justo encima de ella. Lo que la produjo una serie de intermitentes escalofríos corriendo de arriba a abajo por el cuerpo atrapado en aquel respaldo rojo de la sala de cine.
    Al poco se desvaneció, después de lanzar un gemido sepulcral y las luces de la sala volvieron a encenderse, pero ella continuaba atrapada en aquella pesadilla.

  4. No puedo, estoy agotada.

    Ella no quería ir al cine pero mi decepción al escuchar su rechazo la hizo cambiar de idea. Nunca pensé que aquellas palabras encerrarían tanta verdad.

  5. Se puso de pie, colmada de emociones en un desenlace inesperado; no vió venir el verdadero final al levantarse dé la silla, y cayó sumergida en el más hermoso sentimiento de amor. Las personas fueron saliendo una a una hasta dejar la sala vacía.

  6. LAS CUATRO Y DIEZ

    Desde hacía meses, ella siempre acudía a la misma sesión. Sola, acompañada por el silencio y la tristeza de su sonrisa. Compraba dos entradas para butacas que se encontraban en filas diferentes, una detrás de otra. Su aspecto se fundía con los clásicos en blanco y negro. Al acabar la proyección, mientras los títulos de crédito cubrían la pantalla, abandonaba la sala arrastrada por el paso cansino de sus pies. Siempre con la mirada atrás, como buscando un alma perdida.
    Aquella tarde, nos extrañó no verla salir. Al encender las luces, la encontramos abrazada a la butaca delantera. Entre sus manos una nota que ponía: “¡Ay, amor mío, qué terriblemente absurdo es estar viva sin el alma de tu cuerpo, sin tu latido, sin tu latido…!”

  7. ENIGMA

    El personal del teatro descubrió a una joven desvanecida sobre una fila de asientos del patio de butacas. Nadie sabía quién era ni de dónde había salido. Comprobaron que tenía pulso y llamaron a emergencias. Mientras esperaban la llegada de la ambulancia, intentaron averiguar qué le había ocurrido. Pensaron que podría haber caído por accidente o empujada por alguien desde el anfiteatro. Todos se miraron con desconfianza elucubrando si existía un asesino entre ellos. Habrían resuelto el enigma de haberse atrevido a mirarla a la cara.

    Su sonrisa mostraba ese estado de felicidad en el que rozas el cielo cuando el amor te da alas.

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