Viernes creativos: fuera de control

Buenos días compañeros,

¿No os da la impresión de que todo está un poco fuera de control? No sé si estamos ya muy hartos de pandemia, de política, de economía…y necesitamos más besos, más birra y más alegría.

He llegado a la oficina pensando esto y al ponerme a trabajar lo primero que he visto ha sido esta tecla: CONTROL…”Ctrl”… ¡Qué maravilla! ¿Os imagináis que con solo pulsar este botón fuera posible controlar una acción, una persona…una noticia…? Yo me pasaría el día entero pulsándolo como si fuera Dios controlando el Mundo a mi antojo.

Cuéntame una historia disparatada de lo que te apetezca: terror, humor, fantasía, lo que tú quieras y, por favor, que sea SIN CONTROL.

Aquí os espero para leeros, como siempre.

Un saludo,

Ele

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5 pensamientos en “Viernes creativos: fuera de control

  1. Tornado

    El sudor araña sus ojos, la tinta escapa de sus venas, el viento arrastra las palabras que tanto le había costado ensamblar en aquellas hojas arrugadas. Corre de un lado a otro intentando rescatarlas, atrapar los remolinos que las eleva en el aire y las arroja en espiral, sin orden ni concierto. Cuando por fin consigue restaurar el caos y devolver sustantivos y pronombres, verbos y conjunciones, elipsis y metáforas a la inmaculada blancura del papel, todo es diferente, ni rastro del texto primigenio y sin embargo, no consigue evitar que le posea una oleada de emoción

  2. Sexo seguro

    Elegimos sexo virtual, dadas las circunstancias es la mejor opción. Abrimos la aplicación y confeccionamos unos avatares a nuestra imagen y semejanza. Yo, como un dios generoso, selecciono una buena tabla para mis abdominales y un miembro ciclópeo. Ella pasa de ser una chica nueve y medio a una mujer diez. Nos besamos, nos tocamos, está muy excitada y yo tengo la erección perfecta para la penetración. De repente todo se para y emerge una pantalla de propaganda: «Folla con Control». Una flecha intermitente señala la tecla más baja a la izquierda del teclado.

  3. A su entera disposición
    En la pantalla el indicador de actualización gira junto a mí ansiedad, con palabras vanas me indica que «espere un momento», que desperdicie un tiempo que no tengo.
    He vertido el vaso sobre la mesa. Todos los papeles mojados no hacen sino sumar más tensión a mis nervios. La trituradora de papel no da más de sí.
    Me ajusto la corbata en el espejo del despacho y dibujo mi mejor sonrisa. Tendrá que bastar. La Guardia Civil ya está aquí. Los archivos no se han borrado y la mancha del café derramado, será la menor de las manchas

  4. SECADORA
    Harto de los días de lluvia y niebla, me compré una secadora. Así, cuando sacara la ropa de la lavadora, sólo tendría que meterla allí para tenerla lista para la plancha. Aquella solución, sin embargo, no estuvo exenta de problemas. La ropa comenzó a encoger. Leí las instrucciones y decidí bajar la temperatura de secado. La ropa siguió encogiendo. Por un momento estuve tentado de descambiar la secadora, pero eso no habría resuelto mi problema de la ropa húmeda. La solución, claro, era más sencilla. Yo mismo me metía en la secadora una vez a la semana. Así conseguía que la ropa me quedara como un guante.
    Por supuesto, yo mismo comencé a encoger. Pero, visto que tenía la ropa como nunca, decidí ignorar aquella pequeña pega. Además, suponía indudables ventajas. Por ejemplo, al cabo de un año podía entrar en el cine con entrada infantil y acabé mudándome a un apartamento de veinticinco metros cuadrados que estaba tirado de precio.
    Tenía otros inconvenientes, claro. Lucía me dejó y mis padres no paraban de decirme que me veían raro. Pero no me importa. No me arrepiento de haber comprado la secadora.

  5. Observación

    No puedo parar de pensar
    de teclear
    de decir su nombre mal.
    No puedo parar de escribir
    de sangrar
    de atormentar mi existencia aún más.
    No tengo el control de todo
    y eso me genera aún más ansiedad.
    Me visto y aparento una imagen segura.
    Otro más que “sabe lo que hace”
    una orden por aquí y otra por allá.
    Firmo el documento sin leerlo
    y veo de nuevo mi tumba
    Cuando creía tenerlo todo en orden
    solo eran apariencias
    y síndrome del impostor.

¿Qué opinas?