Viernes creativo: escribe una historia

¿Diseñamos un biquini de letras para esta modelo fotografiada por Ben Moore?

©Ben Moore

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17 pensamientos en “Viernes creativo: escribe una historia

  1. Entré en la habitación y perseguí todas las pistas que conducían a la bañera en la que ella esperaba a ser leída. Besos, acentos, caricias, comas, susurros, paréntesis… hasta que descubrí entre sus ingles la firma de Marhuenda.

  2. La leyenda de Bárbara Hoffman:

    En aquella noche de invierno, donde los silbidos del viento aterrorizaban los oídos,y el movimiento violento de los furiosos árboles presagiaban algo que, ocurriría. La luna llena alumbraba con su influjo misterioso aquel lugar, concretamente la Mansión de los Hoffman, abandonada desde hacía medio siglo.Corrían las leyendas sobre aquel lugar, donde los vecinos aseguraban escuchar en la noche los lamentos de una mujer: Bárbara Hoffman ,quien se había quitado la vida en la bañera. Todo estaba preparado, en plena noche la expedición penetró en la Mansión con linternas en la mano y entre los revoloteos de las aves nocturnas aliadas de la noche. Querían comprobar si el fantasma de Bárbara vagaba aún entre esos cimientos. Subieron por la abandonada y casi destrozada escalera y escucharon los murmullos de una mujer. Los sonidos procedían del baño. Se dirigieron allí y con mucho temor asieron el oxidado picaporte, empujaron la puerta y ahí estaba ella. En la bañera, sonriendo y con una mirada provocativa y llena de deseo. La difunta mujer se manifestaba ante ellos medio siglo después de su muerte. Comenzó a tararear una melodía embrujada que heló la sangre de los allí presentes, tal fue así que los corazones dejaron de latir. La señora Hoffman estaría encerrada por la eternidad entre aquellos muros, donde solo los más osados accederían hasta que el pánico congelase sus latidos.

  3. Tasas

    Decidieron cobrar el sexo también. Cualquier fuente de placer era objeto de tasas, ya fueran besos, abrazos o caricias, por no hablar de echar un polvo «sexo con penetración» ponía el impreso de Hacienda. Una vez al mes, cada contribuyente rellenaba sus impresos, no era por pago anual, como la renta, no fuera que nos olvidásemos. Y, por supuesto, confidencial, solo se podía hacer on-line y con la seguridad de que nadie más que el inspector lo sabría.
    Yo cada mes pagaba, cada mes, follase o no. Con tal de joder a Hacienda, pagaba por una felicidad imprevista a la que no había tenido acceso. Pagaba por imaginarle la cara a los funcionarios, sexo oral, dado y recibido, masturbaciones, sexo con penetración, caricias, abrazos, suspiros, lametones en la oreja, besos en la boca, en el cuello, hasta en las comisuras. Los muy cabrones no se dejaban nada por exprimir.
    Después de rellenar el formulario y darle a aceptar, vaciar mis bolsillos unas veces con razón y otras sin ella, lo imprimía y me daba un buen baño con él. Limpiaba a la Administración de mi cuerpo. Hacienda somos todos. Y yo me limpiaba las manos de todos sobre mi cuerpo, cobrándose mi felicidad. O no.

  4. LA LLAMADA

    Tenía recuerdos de una vida pasada, Flashes que golpeaban su memoria. Y se veía libre, nadando entre algas, escondiéndose entre los corales, mientras estrellas de mar adornaban su cabello negro azulado. En sus sueños ve unas redes que la atrapan y mientras tiran de ella se van cerrando.

    Despierta sobresaltada. Despacio abre el grifo de la bañera, pone sales de baño en el agua tibia y se sumerge. Es como un ritual, su piel agradece la caricia del líquido elemento. Juega con la espuma y deja que cubra su cuerpo. Cierra los ojos y de nuevo los sueños, los flashes vuelven.

    Ve caballitos de mar, anémonas y peces globo. Siente su llamada.

    Hoy está decidida a hacerles caso. Irá a su encuentro. Deja pasar el tiempo, siente en sus oídos un zumbido.

    Son los pulpos aporreando las rocas. Festejan su llegada.

    De su boca no salen burbujas, solo un par de ellas escapan por sus fosas nasales; de pronto el silencio.

    Ahora es feliz, está en su mundo y nada gozosa mientras la acompaña una comitiva de destellos plateados.

  5. La egipcia

    Los antiguos egipcios tenían una serie de ritos tanatológicos para buscar la inmortalidad de su casta principal. Creían que sus reyes y príncipes momificados alcanzarían la vida eterna a través de esas prácticas. Al día de hoy, hay gente que investiga sobre ello y hasta está dispuesta a realizar ritos similares, ya no para lograr la inmortalidad, sino para contactar con esos seres ascendidos.
    Un amigo me habló de ello. No digo que me convenció, pero al menos me generó la intriga para ponerlo a prueba.
    Comencé a realizar uno de esos ritos. En un principio sin convicción, mas poco a poco me fui convenciendo; tal vez por efecto del propio rito.
    La princesa egipcia llevaba miles de años muerta, era maravillosamente hermosa y solía bañarse en leche de cabra. Quizás el agua corriente de mi bañera fuera algo más ordinaria, pero ella no se quejó cuando resucitó en ese lugar de mi baño.
    Yo tampoco me quejé.

  6. Accidentada

    Esta mañana preparé el desayuno, preparé la bañera y me deslicé en ella olvidando que le gusta leer el periódico el sábado por la mañana. Una vez recostada en mi baño lo recordé y deseé convertirme en semanario para que no le faltase lo único que disfruta este día a esta hora. Ya sabes eso de… «Cuidado con tus deseos, que a veces se cumplen…». He olvidado especificar las noticias importantes y los deportes… Cuando ha entrado a afeitarse, perplejo ha reparado en la tina y en mi extraña vestimenta. Con una sonrisa le he invitado a leer, rápidamente el arrepentimiento se ha ahogado conmigo, ha comenzado a arrancarme las páginas y como suele suceder al ver que las noticias no son de su agrado, ha lanzado improperios mientras con un fuerte envión se ha deshecho del periódico que me vestía. Ahora permanezco inmóvil aquí, a la espera de que llegue la señora de la limpieza que es la que recoge, la mañana del lunes, los restos del diario tan bravamente leído por mi marido.

  7. Chica se ofrece
    Buena presencia. Disponibilidad para viajar. Maleable y dúctil. Amante, amantísima, si es necesario, con idiomas. Capacidad de sacrificio. Sinérgica, con predisposición al trabajo en grupo.
    Buenas referencias demostrables.
    (Adjunto currículum con foto)

  8. La bañera de Calíope
    Lourdes Sotillo entró en el agua. Cerró los ojos y hundió la cabeza. Apenas unos instantes. De repente, el argumento que llevaba días buscando le vino a la cabeza. Lourdes estaba sorprendida: había ocurrido otra vez. Sucedía siempre que entraba allí, en aquella mágica bañera. Sacó la cabeza del agua y cogió la libreta que tenía preparada. Comenzó a escribir frenéticamente. Otra historia maravillosa.

  9. ODALISCA
    Él es joven y sin experiencia, será su primera vez. Ella, mayor, le pide que se aco-mode mientras va al baño. Oye que le llama, abre la puerta y la ve recostada en la bañera, casi desnuda. Con picardía le pide que se acerque y nervioso avanza; ella, que conoce a los hombres sabe que, a partir de esta nueva experiencia, él estará con otras mujeres y para que no se le olvide, ha escrito en sus pechos y caderas las instrucciones de cómo usarlos, de la manera correcta.

    • Versión corregida.

      ODALISCA
      Él es joven y sin experiencia, será su primera vez. Ella, mayor, le pide que se acomode, mientras va al baño. Oye que le llama, abre la puerta y la ve recostada en la bañera, casi desnuda. Con picardía le pide que se acerque y nervioso avanza; ella, que conoce a los hombres, sabe que, a partir de ahora, él estará con otras mujeres y para que no se le olvide ha escrito en sus pechos y caderas las instrucciones de cómo usarlos, de manera correcta.

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