Os confieso que, hasta última hora, no tenía muy claro que los viernes creativos volvieran. Será que no llevo un año muy inspirado. Pero como no he podido engañar a nadie para venderle el blog y varias personas se han quejado de estos viernes vacíos, pues aquí estoy de nuevo.
Ayer falleció el gran fotógrafo Alberto Schommer por lo que no me extenderé en razones para elegir esta imagen de su inmensa obra. Solo quiero recomendaros que visitéis su web, imprescindible.
Te invito a dejar tu historia en un comentario en esta entrada, en facebook, en google+, en twitter, en tu blog o donde quieras, el asunto es escribir.
BESO A PRIMERA VISTA
Hay gente que se despide con un beso y gente que se despide con un pañuelo. La ventaja del pañuelo (frente al beso) es que con un solo pañuelo se puede despedir a cien personas a la vez, mientras que dar cien besos, si lo piensas, es una tarea laboriosa: a partir del vigésimo se pierde el entusiasmo y se convierte en un ejercicio mecánico. Si te paras a pensarlo, todo indica que los andenes de las estaciones de tren se inventaron para despedir con un pañuelo (Luego, más tarde, inventaron el tren y ya aprovecharon las infraestructuras). La mujer de la fotografía, claro, es más de beso que de pañuelo. Con mujeres tan entusiastas, casi mejor que no vayan a despedirte al tren.
En efecto, mejor que no vayan a despedirte al tren, que lo hagan en casa, diría yo. Me ha encantado.
Sí, mejor que se que te lo digan por wasap, jé. Salud y saludos
Me encanta la imagen. Las estaciones creadas para las despedidas. Un poeta que conocí, Luis Cobiella, decía que en los puertos se maduraban los adioses. En las estaciones se van con un pañuelo.
Los andenes, perdón.
Muchas gracias, Anitadinamita, y precioso lo de madurar los adioses en los puertos (Los poetas, a veces, dan con el punto exacto de las cosas) Salud¡¡¡
las despedidas en andenes franceses son, efectivamente, muy laboriosas… a tres besos por personas en ciertas regiones… 🙂
Gracias por leer, Dominique, y si, en Francia habrá que llegar un 33% antes de que salga el tren para besar en condiciones. Salud¡¡¡
Está claro, porque si no habrían hecho los andenes más largos, ya que, de todos es sabido, que la gente acostumbra a despedirse en movimiento, siguiendo al tren hasta que se acaba el andén o hasta que, por fin se pierde de vista. Claro que con mujeres tan entusiastas como la de la foto, mejor que no se despidan nunca. Me han gustado tus originales puntos de vista. Un abrazo.
Gracias por leer, Juancho. Y sí, siempre he pensado que los andenes deberían de tener un precipicio pasado un determinado número de metros, (Y debajo del precipicio, montar una tienda de pañuelos, jé) Salud¡¡¡
Para ser un beso a primera vista, has percibido una gran historia.
Un saludo, José Manuel
Muchas gracias, Margarita Esto de los foto/relatos creo que siempre hay que hacerlos rápidos y a primera vista: a ojo, jé. Salud¡¡
Un gran relato, José Manuel, con gran sentido del humor. Si la gente besara con los ojos cerrados, daría igual despedirse de una forma u otra, pero estoy contigo, es mucho más práctico lo de los pañuelos. Voy a plancharlos.
Sí, hay que ir a lo práctico. Muchas gracias, Juanjo, por leer. Salud!!
Miradas que comen
Ella era ciega de nacimiento, pero yo me sentía observado con cada una de sus palabras. Decía tú eres alto, rubio y guapo. Y yo, que era más bien achaparrado y tirando a feo cambiaba por arte de su ceguera. Entonces reía con su hilera de ojos blancos y yo temblaba. Decía tú sabes lo que le gusta a una mujer y yo la cogía del brazo y la llevaba a un callejón en el que se escuchaba la rueda de una máquina de coser antigua y a mí ese sonido me evocaba todos los cuentos. Entonces me miraba con sus labios rojos y yo temblaba. Decía tú me darás de comer lo mejor de ti y yo me arranqué los ojos, los limpié en la fuente de los deseos y se los di y ella me dijo que ahora veía turbio y que ya no soñaría más. Y es obvio que no volví a verla.
Un cuento triste. A veces es mejor no cumplir los deseos. Un relato con el sello Anita. Me gusta mucho
Una de las cosas que más me gusta de los Viernes Creativos es poder leer tus historias. Contenta de poder hacerlo de nuevo.
Un saludo
«Entonces reía con su hilera de ojos blancos», me encanta, también el tono intimista y ese final tan «obvio». Besossss!!
Dicen que el amor es ciego, pero poco se ha escrito sobre el amor de los ciegos. Me ha encantado el relato.
Lenguaje metafórico
Madre solía hablarnos con metáforas. Cuando éramos pequeños teníamos la tendencia natural de toquetearlo todo, personas incluidas. A mi hermana le decía que le iba a meter el brazo dentro de la manga. A mí, que tenía los ojos en las manos.
Las metáforas, los tropos y las alegorías volaban entre nosotros como si fuera lo más natural del mundo. El problema residía en el exterior. Nadie parecía entender nuestro lenguaje.
Fuimos creciendo y adaptándonos al criterio común, aunque mis ojos, por lo que comentaban mis compañeras de instituto, seguían estando en las manos. Razón que parecía justificar que se alejaran de mí
Eso fue hasta que conocí a Gloriana. De ella decían que tenía los ojos en la boca.
Congeniamos con facilidad. Y ambos descubrimos, con inmenso, infinito y extenuante placer lo que era, de verdad, una metáfora.
Me encantan las metáforas llevadas a la realidad. Muy bien hilado, Elena, espero que con dedal.
De acuerdo con Ana, ¡muy bien hilado!
Metáforas con un final sensual, Elena
No hay mejor profesora de lengua que una madre. Y si además nos enseñan a hilar como tú, aún mejor.
Un saludo, Elena
La metáfora es el motor que mueve el mundo, o era el amor… de los dos hay un buen puñado en tu relato. Besosss!!!
Maravilloso, Elena. Por lo que dices y por cómo lo dices. Lo más sutil que he leído sobre el tema desde la lejana canción de Mecano «Mujer contra mujer».
Un abrazo.
Retinas cubiertas de carmín
Cuando te pedí que rozaras mis ojos con tus labios no pensaba que acabaríamos así. Ahora, desde aquel incidente, debo de llevar un parche donde antes habitaba mi querido lucero. No me importa lo que ocurrió, yo quería que lo tuvieras. Pero me enfada el descaro que tienes, pues veo lo que tu boca quiere, lo que tus labios desean, lo que tu lengua recorre. Quisiera ser yo el objeto de tu ocelo.
Mal sitio para estar para alguien celoso… Muy bueno, Esther.
Ay, con el ojo a todos lados. El ocelo me despista un poco, supongo que ya tenía varios.
Una relación muy… ¿pasional? No quisiera ser yo el objeto de su deseo.
Un saludo, Esther
Ojos que no ven… Besosss!!!
Tiene que ser terrible ver todo lo que hace el objeto de tus deseos, cuando tú no eres exactamente eso. Buen relato.
UNA SOLA MIRADA BASTA
Quería que me prometiera amor eterno, ser el único al que amase bajo las sábanas, ser aquel a quien susurrara palabras vestidas de ternura y deseo en noches de desvelo. Ser su amante sin más condición que amarnos.
Ella paciente me escuchaba, y cuando abrió sus labios para prometerlo no hizo falta que pronunciara palabra, en su bella y sincera mirada pude ver que era cierto. Nos fundimos en un apasionado beso, y mi dulce saliva se mezcló con sus salinas lágrimas.
Pues me da cierto miedo esa necesidad de posesión. Y ese besarse con los ojos.
Muy tuyo, Mª Belén, cargado de poesía.
Dulce y delicado, como todo lo que leo con tu nombre.
Un saludo, Mª Belén.
Poesía eres tú… Besossss!!!
Una mirada-beso. ¿Qué más se puede desear? La imagen que describes es muy evocadora.
Me enamoré de una mujer que tenía un ojo en la boca: cada vez que hablaba, me veía; cada vez que me veía, hablaba. Quería estar siempre conmigo, por eso hablaba hasta por los codos. Era tal su obsesión que me sentía continuamente observado por esa boca que no podía callar. La única forma de liberarme fue acabar de un tajo con todas sus palabras. Le corté la cabeza, pero me fue imposible sacarle el ojo de la boca y aún sigue mirándome desde esos labios que ya no me volverán a besar.
Uf, Puri. Que juego has hecho de palabra y vista. Inquietante
Estamos gores, je je. Muy buen relato circular.
Muy buen ritmo el de tu relato, Puri, con esa frenada al final.
Un saludo
No hay felicidad completo, seguro que si hubiese conseguido arrancarle el ojo, habría hablado todavía más… a graves problemas soluciones tajantes, jejeje… Besossss Puri!!!
Por un momento, he visto bocas por todas las partes de la anatomía: por codos, rodillas, narices. Todas hablando a la vez. Enamorarse de la mujer que describes es como hacerlo de una tertulia de Tele 5. Me ha encantado el relato.
La primera vez que besaste mis ojos fue la última que pude contemplar la perfección de tu boca. Malditas antropófagas en primera cita…
Hay primeras citas muy duras.
En la primera cita mejor abstenerse de besar, por si acaso, jejeje…. un abrazo!!!!
Lástima que se pierdan la parte del medio. Muy original.
Saludos
A mí me gusta quedar frente a unos calamares, por si acaso. Divertido micro.
Juego de niños
Jugábamos con ellos dentro de casa porque rodaban mejor, pero cuando mamá, harta de nuestros gritos y de nuestras peleas, nos mandaba a la calle, salíamos a buscar a otros niños con los que jugar. Allí no rodaban tan bien y, además, cuando se llenaban de tierra, los rechupeteábamos para volver a dejarlos limpios otra vez. Después no gustaba el crujir seco de sus granos al chocar contra nuestros dientes. Algunos jugábamos al gua, otros al triángulo o a ver quién los dejaba más cerca de una raya pintada en el suelo. Muchas veces apostábamos y cuando los perdíamos todos, teníamos que esperar a que Papá saliera de cacería para volver a llenar nuestra bolsa de ojos.
Ay, Juancho, no sabía de dónde ibas a sacar los ojos. Qué asquete.
Qué tendrán los ojos lejos de sus cuencas, que nos dan tanto repelús…
Terrible. Pone los pelos de punta.
Gracias anónimo… jejejej…
Un texto lleno de imágenes. Lo cuentas tan natural que dan ganas de ponerse a jugar.
Un saludo
Las canicas, un juego entrañable… gracias Margarita!!!! Besossss!!
Por cierto, es «…NOS gustaba el crujir…» en vez de «…no gustaba el crujir…»
Pues, oye, debió ser así hasta que inventaron las canicas de vidrio y de porcelana, ¿no?, jajaja. Un abrazo!!
Vaya jueguecitos!!! Me encanta Juancho! Ese rechupetear da un nosequé…
OJO SOÑADOR
El ojo estaba cansado de ver pasar la vida ante él en silencio. Pensaba que necesitaba un cambio en su vida, tenía que crecer y prosperar. Decidió un traslado de residencia. Se instalaría en la boca, donde podría expresar con palabras sus sentimientos. Una vez acomodado en la boca vivió desconocidas sensaciones, como los sabores, sobre todo el excitante sabor de un beso de amor. Estaba entusiasmado por poder hablar y sentir además de ver.
No todo eran ventajas. Siempre estaba mojado, no todos los sabores eran agradables y descubrió que no podía controlar sus palabras.
Comenzó a sentir nostalgia de su cómoda vida anterior donde al menos era dueño de su silencio.
Tomo la decisión de regresar. Cuando volvió a su lugar se le escapó una lágrima de felicidad. Ese era su sitio.
Y así es como cada cosa está en su sitio… muy bonito, Pilar.
Hay que tener cuidado con lo que se desea.
Muy bonito, Pilar.
Un saludo
Como en casa no se está en ningún sitio… Un beso Pilar!!
No hay nada como volver a casa. Más si eres un ojo pródigo.
Argos
«Curioso nombre para una chica», musito mientras clavas tu pupila en mi puntita azul.
Gracias, Fernando, por vestir con fotos nuestros «viernes vacíos».
Un saludo argonauta
Larga vida a los viernes creativos…
EL BAILE DE LOS SENTIDOS
Cansada de que me comiera con los ojos, decidí besarle con la mirada.
Y aquí seguimos, con las emociones a flor de piel, esperando que pare esta música que huele tan bien.
Bonito duelo, yo creo que, con esos violines de fondo, solo puede acabar de una manera… Besossss!!!!
Que se besen, que se besen. Pero mejor con los labios a secas.
Esas emociones que se expresan con órganos distintos a los habituales…
El barquero enamorado
Caronte se quedó pensando un rato. La mujer que solicitaba sus servicios portaba un bellísimo ojo de color verde entre sus labios, en lugar de la habitual moneda. No se podía considerar que tal objeto fuera instrumento de cambio reconocido y, en consecuencia, no debía de aceptar que aquella beldad subiera a su barca. De hacerlo, se enfrentaría a las iras de Hades, y ya conocía de sobra cómo se las gastaba el dios del inframundo. Aunque, en el fondo, sabía cuales eran sus obligaciones, el anciano barquero ya había cometido el error de detenerse a mirar aquel iris magnético. A medida que lo examinaba, encontraba nuevas imágenes, cada vez más sugerentes. Al principio, encontró en su interior una amalgama de algas que reflejaban los rayos del sol. Después, la enmarañada cabellera de Medusa, formada por miles de serpientes reptantes. Para entonces, ya era demasiado tarde. La muchacha se había sentado en la parte de atrás de la embarcación, cruzado las piernas y sonreía.
El poder de una mirada… capaz de abrirte hasta las puertas del infierno. Un abrazo!!!
No hay nada como un buen ojo para conquistar incluso a los mitos
Bonito duelo, yo creo que con esos violines de fondo solo puede acabar de una manera… Besosss!!!
MADRES
De mamá me gusta todo, excepto que sea tan literal. Especialmente cuando, después de agarrar y zarandear con dulzura mis mofletes, me dice «¡Cosita linda! Un día de estos te como».
*L*
¡¡Qué loba!!! Muy bueno. Salud/os
Hay adultos que es un milagro que conserven todas las partes de su cara, jajaja. Muy bueno.
El secreto del amor
Dice mi amigo Braulio que el secreto del amor es saber disimular, y no le falta razón. Doy fe. Hoy, hace un año, que un cirujano plástico me hizo pasar a la habitación de mi esposa. Me guiñó un ojo como si fuésemos cómplices de una fiesta sorpresa y le ordenó a la enfermera retirar con cuidado las vendas que cubrían el cuerpo de mi mujer. A medida que la sanitaria procedía a realizar su trabajo, el doctor me estuvo explicando con todo lujo de detalles los trabajos que había practicado. La papada, los senos caídos, las ojeras, las cartucheras, el culo fofo, en definitiva las deformidades de las que yo estaba enamorado, descansaban ya en un vertedero de residuos grasos. Me aseguró que ante nuestros ojos aparecería una mujer nueva. Así fue. La belleza de ojos azules, nariz chata, sonrisa dulce, boca seductora y cuerpo sinuoso que yacía en la cama no era mi Olga, era una joven que en nada se le parecía. Pero no dije nada, me callé. Desde entonces, todas las noches me acuesto a su lado, en silencio, fingiendo que la conozco desde hace veinte años y ella hace lo mismo. En mi caso se puede entender, pero en el suyo todavía no explico por qué.
Tu amigo Braulio es sabio. Aunque yo pienso que, más que para conservar el amor, el disimulo sirve para mantener el matrimonio.
NUEVO MUNDO
Asomé a tus labios, siempre húmedos y sugiriendo noches de sábanas revueltas.Tu universo conquistó mi mirada que desde entonces cual satélite gira en tu boca.
Cuervos
Cría cuervos y te comerán los ojos, decía mi madre cuando mis hermanos o yo teníamos que llamarla de madrugada para que viniera a sacarnos de la comisaría. Al principio se lo tomaba como una afrenta. Sus hijos metiéndose en líos, cuando sólo les había dado buenos ejemplos. Pero después del cuarto o quinto paseo hasta el cuartelillo, empezó a sacar provecho a la cosa. Por cada rescate, nos cobraba una tasa. Que variaba dependiendo de la hora de la madrugada, el día de la semana, y la estación del año en que tuviera que actuar.
Después, al llegar a casa, nos preparaba el desayuno, fuera la hora que fuera. Y se iba a dormir. Con el tiempo he dejado de preguntarme, por qué mis hermanos y yo somos tuertos.
Los vecinos ejemplares (Me recuerdan a los míos) Muy buen final. Salud¡¡
!Gracias,José Manuel!
Derrota
Me miró desde su interior, reconociéndome, desnudándome el alma, supe que la fachada no era importante y me dejé vencer.
MIRADAS DE LIBERTAD
Cuando a las personas les prohibieron hablar libremente y decir lo que pensaban, decidieron que hablarían con los ojos y que sus miradas serían gritos de libertad.
EN EL PAÍS MÁS LIBRE DEL MUNDO
El Gran Ojo vigilaba atento la reacción de los que escuchaban su falso discurso de amor, libertad e igualdad.
LITERALIDAD
Cuando le oyó decir que besaría su cuerpo con la mirada y que sus ojos le darían los besos más tiernos y los más ardientes, no pensó que sus palabras fueran tan literales
(en mi blog Univers madur)
Gominola
—Curiosa forma la de esa gominola, querida. Es de un realismo inquietante.
—¿Verdad?
Mientras se alejaba con paso sensual y lento, un escalofrío le recorrió el espinazo…
Bocado
He notado cómo miras mis labios.
te deleitas con la carnosidad suave
¿qué deseas de ellos, simple placer
o desquiciada lujuria?
He visto cómo ansías mis labios
tu mirar penetra en el labial
y tu iris los ilumina de tal manera
que quema, pero me congela
He sentido tus ojos de verde amargura
que juguetean entre mis labios
estos serán un grato bocado.
OJOS
–Quitaos las batas y los ojos.
Me despojé de la bata.
–¿Necesitas ayuda? –me preguntó un asistente.
–No sé cómo quitarme los ojos.
–No te preocupes. Ya lo hago yo.
Antes de que pudiera darme cuenta, ya me había sacado el ojo derecho. No sentí ningún dolor.
–¿Has visto? Ha sido fácil.
Cuando me quitó el otro ojo, me cogió la mano.
–Deja que te lleve.
La sesión de fotos se me hizo interminable. Los asistentes tenían que estar continuamente cambiándonos de posición. Me tendieron en el suelo, me hicieron apoyarme en una pared, me subieron a unas escaleras. No paraban de escucharse los sonidos del disparador.
–Bien, bien –repetía el fotógrafo.
Sentí como se acercaba para tomarme unos primeros planos.
–Perfecto.
De repente, alguien me tendió la bata. Me la puse.
–Hemos terminado.
Me llevaron al vestuario. Logré ponerme la ropa. Me pusieron un papel en la mano. El cheque.
-Gracias –dije.
Bajé vacilante las escaleras. Cuando llegué a la calle, pensé que sería difícil en mi estado conseguir un taxi. Tendría que haber dejado que Álex viniera conmigo. En cualquier caso, no sentía tristeza por la pérdida de mis ojos. Estaba segura de que las fotos quedarían magníficas.
Modo avión
Resuena en mi cabeza una voz metálica que recomienda colocarme en mi asiento en posición horizontal. De un plumazo tengo localizadas las salidas de emergencia que son, a saber: el lavabo y el camino hacia el bar, solo en caso de despresurización severa de la cabina. Los pequeños dejan de ser los pequeños y en lugar de las habituales trastadas reparten cacahuetes y cerveza a espuertas. En mi pantalla particular, de primera clase, claro, una manada de leones me ameniza este viaje a la modorra. En mi visión se interpone un sobrecargo sospechosamente parecido a mi mujer. Conecto un momento.
—Cariño, hazme el favor, échale un ojo a la sopa mientras ducho a los niños.