Viernes creativo: escribe una historia

Hay algo que aún no te he dicho…

Así empieza la historia, ¿quieres continuarla?

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20 pensamientos en “Viernes creativo: escribe una historia

  1. Hay algo que aún no te he dicho. Sé que te incomoda que tenga secretos para ti, tras más de treinta años de matrimonio, pero, Alberto, has de reconocer que la sinceridad absoluta en una pareja no es algo práctico… ¡A saber cuántos misterios habrá tras las sonrisas mecánicas que me prodigas! Yo no siempre he sido desconfiada; al contrario, sabes muy bien que me casé perdida y ciegamente enamorada y, claro, cada gesto o palabra tuya eran sagrados para mí. No cometías nunca errores, mientras que yo continuamente tropezaba con mi ignorancia y mi escaso rodaje por el mundo.
    Ahora es el momento. Hay algo que aún no te he dicho, pero que deseo que sepas: hace mucho que lo único que me produces es indiferencia. No te quiero, es más, reconozco que siento repugnancia cada vez que te siento cerca de mí. Espero que tu orgullo de macho sepa entenderlo. Adiós.

  2. REVELACIÓN

    Hay algo que aún no te he dicho. En realidad, estoy muerta.

    *L*
    ________________________

    ***FOTO para acompañar: http://img.timeinc.net/time/daily/2007/0705/picpost_tea.jpg

    Junto a esa fotografía se lee:
    «A bedmaker enjoys a cup of tea at Cambridge University, England, 1939»

    Fue publicada en el «Picture Post Britain» por Gavin Weightman. Formó parte de una exposición de fotografías icónicas realizada entre el 24 de mayo al 30 de junio en la Galería Getty Images (Londres W1, Reino Unido) para conmemorar el 50º aniversario del final de la última revista fotográfica de Gran Bretaña, «Picture Post» (1938-1957).

  3. CONFIDENCIAS

    -Hay algo que aún no te he dicho y que creo que es el momento que lo sepas, tiene que ver con tu mujer- en ese instante sonó mi móvil y le dije –espera un momento papá es María, voy a ver lo que quiere-
    -Dime, María, cariño, espero que no sea una tontería, ya sabes que estoy reunido con mi padre hablando de asuntos importantes-
    Entonces escuché a María que entre sollozos me decía: -hay algo que aún no te he dicho y que creo que es el momento que lo sepas tiene que ver con tu padre…

  4. Nieve
    Hay algo que aún no te he dicho. Aquel día hacía tanto frío y nos habíamos quedado tan callados que tuve que gritarte para que me oyeras. Y me sepultó un alud. Desde entonces vivo bajo diez metros de nieve. De ahí mis manos tan frías. Y mi afonía perenne. Por eso entre nosotros siempre es invierno. Pero mira el lado bueno: congelado, el amor, se conserva para siempre.

  5. EL SISEO DEL TIEMPO BAJO LA PIEL

    Hay algo que aún no te he dicho… Por más que aparente ser una mujer seria, afanada en mil y un quehaceres cotidianos; por más que me embarque en infinitas luchas, dejándome la piel en cada nueva causa; Por más que discurra cada día por las mismas calles y avenidas, fingiendo saber adónde voy…
    No te he dicho que pierdo la noción del tiempo siguiendo el vuelo de una cigüeña, que, al extender la ropa de la colada, el siseo que hace el aire sobre las blusas eriza el vello de mis brazos… No te he dicho que basta el hueco de una escalera, la mirada de un desconocido, el toque de un reloj, o el reverso de una revista, para llevarme lejos, porque, aunque nunca te lo haya dicho, hace tiempo que sé que nada es cierto. Que todo esto es mentira.

  6. Hay algo que aún no te he dicho

    Te escribo con la total seguridad de que jamás podrás leer lo que tengo que decirte, lo que aún no te he dicho.

    Me fui, hace veinticinco años que me fui para dejar de ser quien era y aunque no me arrepiento, me quedé con algo dentro.

    Debí buscarte, pero las horas se transformaron en días, los días en años y los años borraron las huellas. No pude, no hubo forma de encontrar el camino de vuelta.

    Lo lamento, lamento que tengas que enterarte que fuiste padre sin serlo. Como mi amor, que continuó sin tenernos. Nunca logré olvidarte a pesar de otros besos. Tu hijo tiene padre y tú estás muerto. Ironías de la vida, que dejamos correr o corremos sin aliento.

  7. LOS REMATES

    Hay algo que aún no te he dicho, Jenaro y de hoy no pasa. Por más que consultes manuales de bricolaje para después poner en práctica los conocimientos, me sigues pareciendo un chapucero. Estoy segura que interpretas mal las instrucciones.
    La cisterna gotea después de arreglarla tres veces; al entrar en casa hay que caminar despacio para que las lamas del altillo no se nos caigan en la cabeza; quisiste alinear la mesa que cojeaba y al serrar tanto las patas ahora es mesita. Y así haces con todo.
    ¡Torpe, más que torpe!
    Y no me mires indignado, que la ofendida soy yo.
    No te voy a consentir la desfachatez de decirme que yo también estoy bien hecha pero mal acabada.

  8. Hay algo que aún no te he dicho. Lo guardaba para comunicártelo en una ocasión especial.
    Y ese día ha llegado. ¡Qué mejor fecha que la de tu cumpleaños! .
    A partir de ahora ya no debes preocuparte más por mí. Dentro de un mes, tres como máximo, ya solo seré una sombra, y tú ya no tendrás que hacer nada por mí.
    Tan sólo, sino te supone demasiado trabajo, te pediría que en el aniversario de mi muerte, depósites un ramo de margaritas en mi tumba.
    !!!! Ya sabes que son mis flores favoritas!!! …

  9. La montaña que quiso ser mar
    -Hay algo que aún no te he dicho -le dijo la altanera montaña al anochecer a la Luna blanca, mientras sacaba su catalejo y en la lejanía entre el misticismo de la bruma y el suave silbido de la brisa, a la mar atisbaba con mirada lánguida bajo el fulgente titilar de Casiopea-, aunque mi corazón es de dura piedra y frío como el hielo, late cálido bajo la savia de los coloristas pétalos en primavera, quisiera que en invierno, mi tez fuera de fino cristal como la mar.
    La Luna blanca, pidió ayuda al rutilante Sol, que dio bocanadas anubarradas a la mar, dibujando en el cielo livianas nubes de algodón en rama. La nube plomiza, enternecida escuchó la fábula, y en la fría noche, conmovida, lloró lágrimas níveas que cubrieron la montaña con la dádiva de un manto albino que le prestó la mar. La montaña emocionada, al ver cumplido su anhelado sueño, en la primavera florida se despojó del abrigo blanco. Tal era su agradecimiento, que le quiso devolver uno nuevo a la mar. La montaña entre susurros, se lo entregó al arroyo, el arroyo al riachuelo, el riachuelo al río, el río a su hermano mayor que finalmente se lo cedió a la mar recitando versos de Machado. A la mañana siguiente, mar y montaña se miraron a las pupilas tras la sutil sonrisa del arco iris, la mar cristalina centelleaba con más intensidad que ningún otro día bajo el Sol, y la montaña orgullosa, se mostraba más exuberante y florida.
    j. mariano seral

  10. RESORTES CON SUERTE

    Hay algo que aún no te he dicho, y me gustaría que albergaras esa remota posibilidad, que cabe en cada poro de la piel y que, al transpirar, puede evidenciarse en detonante, y resultar seísmo.
    Que los genes, sólo importan para el físico, pero no para la cuántica y la poesía, la auténtica belleza; aunque, a veces, la mera existencia, ponga la materia en entredicho.
    Que hay algunos, que nacen con cierta dificultad, y viven; y a otros, con la boca llena, obstruida, nos cuesta respirar.
    Que, a veces, hay muros infranqueables que se pueden atravesar con lápiz y papel, como un acuerdo entre caballeros; y alambradas de rosales, que, al clavarse, se hacen llaga y, aunque duelen, cicatrizan.
    Que la vida se pone perra y, al sacarla a pasear con su collar, has de recoger mucha mierda, aunque sabes, que, al quitarle la correa, siempre, será tu mejor compañera.
    Que, del amor al odio, sólo hay tres letras en este juego del ahorcado; y puedes optar por etiquetarlo todo, y tener un universo por estrenar, o bien, ampliar horizontes, explorar nuevos mundos, experimentar y descubrir que, tras algunas etiquetas, se esconde el vórtice de tu verdadero ser.
    Que puedes resignarte, permanecer imberbe, impasible a tus dones, y, tras el viernes, regresar al lunes, a las horas de vacío, a la inercia en la sala de espera de otro sábado, para ser tu media naranja; o, simplemente, fabricarte una pértiga de resortes con los que saltar la valla: cambiar el origen, en el trazo que dibuja tu destino, y estirar la piel que habitas, para transmutarla en hogar, y abrazarte.

  11. me ha gustado mucho la propuesta y los relatos.
    Ah… y Hay algo que aun no te he dicho, y es que me gustaría participar. Quizás la próxima… cariños y gracias a todos por el buen momento.

  12. Sin esperanzas

    Hay algo que aún no te he dicho, pronuncia ella y el reloj digital se detiene en las 15:55 h, el hilo musical enmudece, el monitor se funde a negro. Nada se mueve. Los ojos de él se abren, se incorpora, busca su mirada. La cama se tensa. El oxígeno desciende en el habitáculo. Ella, sintiéndose el centro de atención y ante la gravedad del secreto que está a punto de confesar, se encoge sintiéndose empequeñecer como una mota de polvo a punto de desaparecer hasta que solloza: soy estéril. Él sonríe, acaricia sus mejillas, la besa en los labios. Lo sé, las cuentas no salían. Por eso hace semanas que viré el rumbo de la nave; ya no nos dirigimos a Venus sino hacia el Sol. El reloj digital se vuelve a activar, en el hilo musical suena Light my fire de The Doors y el monitor vuelve a mostrar un cielo estrellado. Ella ni siquiera puede llorar.

  13. Empate

    Hay algo que aún no te he dicho. Sí, todos repetimos que no tenemos secretos para el otro, que no hay nada de ocultar, pero eso no es más que una mentira más. ¿Es importante lo que te escondo? ¿Es grave? Y, sobre todo, ¿qué cambiaría en nuestra relación?
    Todas estas preguntas me hago, antes de sincerarme contigo, de mostrar el lado que no me gusta o el que pienso que a ti no te gusta. ¿De verdad que alguien que ha estado conmigo ciento doce años puede ignorar mi forma de ser?
    Si estoy dispuesto a hacer esta confesión es porque ya nada importa. La distancia es demasiado grande, y el frío, tan intenso como el de la muerte. Podría decirse que te siento como un moribundo inconsciente, sin derecho a réplica, que se va a llevar a la tumba lo que sea que quiera contarle.
    ¿Qué sentido tiene entonces descargar toda esta mierda sobre ti? En cierto modo, sería como vengarse de la soledad, del abandono, de cualquier idea abstracta que nos hiere de alguna forma. Tan inútil como arrojar hielo sobre el hielo. Porque tú ya no estás aquí, aunque te tenga delante, porque ni siquiera pestañeas cuando anuncio que te voy a hacer una última confesión, un terrible secreto para teñir de trágico un final que no lo es.
    Llamas al camarero y pides la cuenta. Tienes cara de hartazgo. Tus manos juguetean dentro de la cartera, revuelven un billete de cincuenta. Quieres cambiar, me dices, y pagas tú, por supuesto. No aparentas tener curiosidad. Tampoco prisa. Ni siquiera me miras.
    Lo que yo te pueda contar quedará, imagino, a modo de propina para el camarero, así que decido que es mejor guardarlo dentro de mi billetera. Hay algo que, lo más seguro, tú tampoco me has dicho. Así que quedamos empate.

  14. LA VIRTUD DEL SILENTE

    Hay algo que aún no te he dicho: que secundo la opinión de quienes afirman que hay reflexiones o intimidades que no es necesario compartir. Recuerdos, opiniones o creencias que se atesoran para uno mismo. Que los sabios huyen de charlatanes, de bocachanclas y que siempre es mejor meter una lengua locuaz en un lugar impropio que dejarla actuar a discreción. Haces bien si interpretas con esto que me encanta tu prudencia, cariño, que admiro tu sigilo, que me cautiva tu reserva y que gozo, enormemente, de tu silencio. Sobre todo este ratito después del telediario, cielo, mientras echan “El amor en días turbulentos”.

  15. Hay algo que aún no te he dicho, Verónica. Estaba harto de ser tu pelele. Me cansé de esperar que a ti te apeteciera. No iba a permitir que me trataras como un dildo. Una noche, no aguanté más. A partir de entonces, para mortificarte, empecé a fingir los gatillazos.

  16. Hay algo que aún no te he dicho, salvo con mi pensamiento. Qué lástima haber desperdiciado tanta vida hasta que me decidí a buscar información sobre productos químicos que pudieran dejar paralizado durante unas horas a cualquier clase de animal, por fuerte que este fuera. Ahora que no tengo nada que perder, dispongo de ti y de esas horas que te quedan, hijo de puta. Eso es lo que quería decirte.

  17. JUEGO DE ESPEJOS

    Hay algo que aún no te he dicho: la llave con la que has cerrado mi celda y que luego has tirado al mar era tu única salvación. Detrás de mi muro está la puerta de salida. Detrás de tu puerta de salida, está el muro de verdad.

  18. DULCE SALINIDAD DE ESCAMA

    Hay algo que aún no te he dicho, soy ese quince de marzo que embriagado olas gestaste en un mar de piel, caricias y arena.
    Soy esa pizca de sal que ahoga tu dulce vida, esa escama que se te clava en el pecho.
    Soy tierra y agua de nadie, cuerpo fragmentado entre realidad y leyenda, híbrido de carne…

    No pido que me quieras, si siquiera que tu red me atrape, solo deseo que escuches mi dulce canto cuando zarpes a una nueva conquista y seas, entonces, capaz de ver más allá de la locura, la marea y unos suntuosos pechos.
    Solo deseo que naufragues en la soledad de una roca, esa que ahora es piedra en el corazón de mi madre.

  19. Noches y días sin poder parar, homeless, como planetas, sin poder agarrar un teclado, de aquí para allá, dentro de una almendra, en círculos alrededor de cuatro centros. Como perseguidos tras La Diosa Fortuna, pero al parecer, dice la planta, estamos amarrando nuestras clavijas a la Tierra, la planta a la maceta, nuestras botas a estos terruños, de este desierto, en esta fría meseta. Al parecer!

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