La objetofilia es una parafilia que consiste en sentir atracción emocional y sentimental hacia un objeto. Incluye la creencia de que estos poseen una personalidad propia, que los dota de inteligencia y sentimientos (Wikipedia).
Como sé que os encantan las historias de amor, hoy os pido que os inventéis una entre una persona y un objeto.
Para vuestra inspiración os dejo un enlace con varios casos de esta parafilia: https://actualidad.rt.com/sociedad/view/120032-humanos-pareja-objeto
Te invito a dejar tu historia en un comentario en esta entrada, en facebook, en google+, en twitter, en tu blog o donde quieras, el asunto es escribir.
Escribe fino 
No sé dónde se habrá escondido. Fue culpa del imbécil de Andrés, seguro que se puso a jugar con él en una de sus visitas no deseadas. Ese niño me tiene harta, de verdad, y me da igual que sea mi sobrino, sangre de mi sangre y patatín patatán… Rezo para que, al menos, no se lo haya tragado.
Mi querida madre me legó ese pequeño útil metálico. Ella era una gran modista y yo la admiraba por los vestidos tan originales que me hacía, con cariño y gran habilidad. Me sentí orgullosa y feliz cuando el dedal, tan grande hasta entonces, me pudo servir en el dedo corazón. Sin darme cuenta, me comencé a sentir enamorada, tanto que, durante semanas, me acosté con él puesto. Yo no sé coser. Mi madre no me enseñó. No lo necesito, solo quiero encontrar, de una vez por todas, a mi queridísimo dedal, al centro de mi vida, a mi amor eterno.
IMPERDONABLE ERROR
Desde que ella se ha enfadado y ha dejado de hablarle, se siente perdido. No sabe cómo enmendar su error. Un momento de debilidad lo tiene cualquiera…
Lo suyo fue un flechazo. Cuando él escuchó su voz, le pareció tan sensual que se enamoró con locura. A ella le bastó con sentir un suave roce de sus dedos, para derretirse de amor.
Ahora, en el interior del coche, se puede cortar el silencio. Se equivoca de dirección a propósito para que ella le hable. Después le suplica que lo perdone, por haberla dejado en casa aquella noche cuando se marchó de copas con el «Google Maps».
No puedo salir sin él. Nunca olvido ponerlo en el bolsillo de la camisa. Me gusta tocarlo para asegurarme que lo llevo conmigo. Es mi compañero fiel. Cuando lo cojo, sé que algo extraordinario ocurrirá. Me sirve de desahogo. Preparo un papel. Escribo. Dibujo. Esbozo un mapa o trazo un laberinto. Él lo esboza o lo traza. Él dibuja. Él escribe. Me gusta observar cómo se va desgastando. Cuando llega a la mitad, ya tengo preparado otro. A veces lo saco simplemente para mirarlo y preguntarme qué maravilla creará. Siempre me sorprende. No puedo vivir sin él. Sin mi bolígrafo de punta fina.
NO PUEDO VIVIR SIN ELLA
Ella es capaz de colmar mis sueños. Cada día al despertar, está esperándome con esa mirada que me pide que la acaricie, que le introduzca lo que más desea, que la abrace con ternura y que le encienda esa llama que la hace suspirar hasta alcanzar el mayor placer. Como por arte de magia me envuelve con su aroma seductor que hace irremediable que mis labios quieran besar y paladear lo que ella esconde en su interior.
Reconozco que sin ella no podría vivir. ¡Adoro a mi cafetera exprés!
Desconocía la existencia de esta patología. Y el tema me parece muy complicado, así que me temo que no me veo animada a escribir algo a partir de él. Pero te leo con interés.
Un abrazo.